Como degustar un habano
FUENTE: http://www.protocolo.org/social/ceremonias_y_celebraciones/como_se_fuma_un_habano_de_forma_correcta_el_ceremonial_del_puro_fumar_un_buen_habano_puro.htmlDisfrutar de un buen habano (cigarro puro) requiere de un ambiente tranquilo y agradable para disfrutar de su aroma de forma adecuada. Elegir un puro excelente, la forma de cortarlo, de encenderlo, de fumarlo, de saborearlo, etc. son claves para poder disfrutar del habano. Fumar un buen puro debe ser un placer para los sentidos.
Pero para saber un poco más del habano, vamos a ver las partes principales que lo componen:
1. La tripa, que es el contenido o "relleno" del puro propiamente dicho.
2. El capote (o capillo), que es la envoltura de la tripa.
3. La capa, que es la hoja más exterior del puro; la fachada y presentación del habano.
Dicen los entendidos en el arte de fumar puros, que a la hora de elegir un buen habano debemos dejarnos llevar por los sentidos: la vista, un puro bien terminado y elegante, así como de un color adecuado (claro o más oscuro, según el gusto de cada cual); el tacto, prieto y bien elaborado, firme pero no duro (se palpa entre los dedos índice y pulgar, presionando ligeramente); el olfato, elegir un puro de un estupendo olor a tabaco fresco; el gusto, un puro de sabor más suave o fuerte en función de nuestras preferencias.
Las mejores marcas de habanos.
Cuando no somos fumadores habituales de puros, la elección nos puede resultar un poco más costosa, por lo que podemos dejarnos llevar por las marcas más conocidas del mercado y de reconocido prestigio.
El sabor de un puro solamente lo podemos apreciar cuando se fuma, por lo que si no queremos arriesgarnos y probar con alguna marca no conocida, podemos irnos a lo seguro, así como dejarnos aconsejar por los profesionales del sector.
Hay en el mercado infinidad de marcas de confianza, Cohiba, Montecristo, Romeo y Julieta, Rafael González, Bolívar, etc., cada uno de ellos con sus peculiares características.
Como cortar el habano.
Una vez que hemos elegido un buen habano, debemos proceder con la “ceremonia” del corte y encendido del mismo.
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Si es partidario de retirar la vitola del puro, hágalo con cuidado de no dañar la capa del puro. La vitola es una cuestión estética que no afecta a ninguna de las características esenciales del habano (olor, sabor, etc.).
El encendido del puro.
Encender un puro requiere de paciencia y debemos utilizar un fósforo (cerilla) de vara larga y, preferiblemente, de madera, un mechero de gas e incluso hay personas muy sibaritas que utilizan la corteza de cedro, como fósforo. Eso si, nunca se deben utilizar llamas no inodoras, como un mechero de gasolina, por ejemplo. Eso nos estropearía el sabor y el aroma del habano.
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Si se apaga el habano, tendremos que repetir la operación de encendido del mismo, descrita con anterioridad, para devolverle un encendido uniforme y seguir disfrutando de su sabor y aroma. Lo que si debemos tener en cuenta, es sacudir bien la ceniza que pudiera tener, antes de proceder de nuevo a su encendido.
Fumando y disfrutando de un buen habano.
Después de una buena elección, un corte perfecto y un buen encendido, ya solo nos queda disfrutar de su sabor y aroma.
El puro, no es un cigarrillo, por lo que aspiramos el humo, pero no lo tragamos, sino que lo dejamos en la boca para “’paladearlo” apreciando todos los matices que nos de sus características especiales (cada habano es un mundo en función de los tabacos empleados para su elaboración).
Si acompaña al puro con una buena copa de coñac, no es muy correcto mojar el puro en el coñac (costumbre que tienen algunas personas). Esto varía, indudablemente, el sabor del habano, y es casi un pecado para los fumadores profesionales de puros.
Con respecto a la ceniza, al no ser un cigarrillo, como dijimos al principio, no debe estar constantemente dando golpecitos al puro para tirar la ceniza sobrante. Es mejor dejarla que se vaya formando lentamente, e incluso tratar de que caiga ella misma por su propio peso (aunque se puede ayudar con algún pequeño golpecito). Si el puro es de una gran calidad, dejará una ceniza bastante firme y por lo tanto, larga.
El sabor del puro se va haciendo más intenso (y algo más amargo) a medida que se va consumiendo. Dependiendo del tamaño del puro, se suele fumar únicamente tres cuartas partes del mismo, ya que al final los sabores se vuelven demasiado fuertes, y pueden estropearnos el paladar de las mejores caladas anteriores del habano. El habano no se apaga “estrujándolo” contra el cenicero como un cigarrillo cualquiera. No, se debe dejar apagar de forma natural. Lo que los entendidos comentan con cierta jocosidad: “hay que dejarlo morir dignamente”.
Nada más encender el puro y dar sus primeras caladas, los aromas que desprende una hoja bien curada siempre constituye un anticipo de los sabores que posteriormente se disfrutarán.
Para “gozar” de un buen habano hay que tomarse su tiempo. El sabor de los puros se va intensificando por fases y es una pena dejar un puro a la mitad, lo que no daría lugar a disfrutar plenamente de sus características.
Conservación de los puros.
Sin lugar a dudas la mejor forma de conservar un puro es utilizar los humidores, recipientes especiales para que los puros tengan su temperatura ideal y su grado de humedad ideal. Otra forma relativamente barata, son los tubos, que cierran el puro en una faja de madera y lo conservan dentro de unas condiciones bastante óptimas de conservación.
Si no contamos con un humidificador, lo mejor es comprar solamente los puros que vayamos a consumir en un corto período de tiempo y no comprar más puros para almacenarlos.
Las condiciones ideales para un puro es una temperatura de 20-21º (grados) y una humedad de un 70%, aproximadamente.
Vamos a ver algunas leyendas sobre los habanos y su verdad o falsedad.
La gente comenta que un buen habano debe quemarse de forma uniforme. Esta afirmación no es del todo correcta, ya que a veces, aunque para la “tripa” se usen buenas hojas de tabaco, las condiciones en las que se fuma un puro pueden ser muy variables y el habano puede quemarse de forma desigual (por ejemplo, cuando se fuma un habano al aire libre).
Los puros oscuros son de sabor más fuerte que los puros claros. Esta afirmación es totalmente falsa, ya que la capa externa, nada tiene que ver con el contenido del capote y la tripa del puro. Es, como si dijéramos, simplemente la “carrocería” externa del puro, que nada tiene que ver con el “motor” del mismo. El sabor fuerte o suave de un puro depende de la composición de tabaco que lleve la “tripa”. Lo mismo ocurre con el tamaño de los puros, que no guarda relación alguna con su sabor o aroma.
Un puro sólo sabe bien si se enciende con cerillas de madera. Eso es falso. Se puede en cender con cualquier sistema que no de olor alguno (llama inodora). Dicen los tabaqueros cubanos “que la candela no tiene sabor”.
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